ellas sí me representan
- Tonahlli
- 21 ago 2019
- 4 Min. de lectura
El feminismo ha sido un tema controversial por mucho tiempo, especialmente en una comunidad tan machista como México, la sociedad nos tacha de “feminazis”, “locas exageradas”, “habladoras” y la verdad estoy harta.
Cada día en México asesinan a 9 mujeres y niñas, tan sólo en el primer mes de 2019 se registraron 90 feminicidios.
Vivimos en una sociedad en la que tan sólo por ser mujeres somos víctimas, en donde yo no puedo salir de noche sin tener miedo de no regresar.
Creo que todos estamos familiarizados con la situación de ahora, del movimiento #nomecuidanmematan y #mecuidanmisamigasnolapolicía, si no estas familiarizado con el movimiento, te lo explico.
En la madrugada del 3 de agosto, una menor de diecisiete años iba caminando de regreso a su casa, en la alcaldía de Azcapotzalco, al norte de la Ciudad de México, a unas cuadras de su casa, una patrulla de la SSC-CDMX se paró a un lado de ella y entre cuatro policías la subieron a la patrulla, le quitaron la ropa y la violaron.
El 6 de agosto estos datos salieron a la luz; para el 9 de agosto el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta Martínez, dio a conocer que los policías seguían trabajando, a pesar de las acusaciones.
Pero al paso de los días, sin respuestas ni más investigaciones, las mujeres, indignadas, salieron a la calle a protestar por el caso de esta joven y así empezó este movimiento.
Ahora, por más que me gustaría decir que este es un caso aislado y que no pasa seguido, estaría mintiendo, desde diciembre de 2018, once policías de la SSC han sido vinculados a cometer este delito.
Aparte, otro problema es lo rápido que los medios tratan de defender a los acosadores y a crear cortinas de humo para justificar los hechos.
Después de la denuncia de la joven, televisa y otras compañías difundieron videos en los que presuntamente se desmentía la denuncia de la menor, justificando las acciones de los policías porque ella “estaba borracha” o porque “era de madrugada”.
Después de asistir a la marcha que se llevó a cabo en Ensenada, no éramos muchas, pero el ambiente que sentí ahí es algo inexplicable.
La atmósfera se sentía pesada, todas teníamos sentimientos reprimidos.
Cuando estuvimos enfrente de la PGJE, algunas empezaron a escribir con brillantina en el suelo, todas nos quedamos viendo como trabajaban, después de unos cinco minutos de estar ahí paradas, se nos acercó un señor a preguntarnos por qué estábamos marchando, una de las muchachas le respondió que estábamos ahí porque nos estaban matando y el gobierno no estaba haciendo absolutamente nada, todas coreamos su respuesta.
Después, de manera no amable, el señor nos pidió que apuntáramos a la líder del movimiento, porque quería hablar con ella, uno a uno. Entonces respondimos que podía hablar con todas o con ninguna, el señor no se lo tomó bien y nos alzó la voz, exigiendo respeto y diciendo que él quería hablar con la líder, de “persona a persona”. Una vez más le repetimos que podía hablar con todas o con ninguna, después de quejarse por un tiempo de como podíamos exigir respeto si nos comportábamos así, nos preguntó algunas cosas y todas le respondimos al mismo tiempo, el señor se fue y nosotras nos quedamos.
Nunca había sentido tanta impotencia que al estar entre todas estas jóvenes escuchando sus historias, algunas similares a las mías, otras completamente diferente, saber que a todas nos une un vínculo, que todas estábamos ahí porque tenemos miedo, pero también porque estamos hartas.
Personalmente estoy harta de despertar todos los días, prender mi teléfono y enterarme de que encontraron a otra mujer sin vida, tirada por ahí, desnuda, abusada.
Estoy harta de colocar mis llaves del carro entre mis nudillos, para usarlos como defensa si alguien quiere hacerme algo.
Estoy harta de no poder salir de mi casa sin sentir que no regresaré, de no poder ponerme la ropa que me gusta, por miedo a que, si me violan, las prendas sirvan de justificación, “mira como iba vestida, se lo merecía”.
Es un miedo colectivo, que me parte el corazón hablar con mis amigas y que ellas se sientan igual de inseguras que yo, pensar en que algún día alguien le va a tener que explicar porque no pueden salir a mis primas pequeñas.
Pero creo que lo que más me molesta es leer la respuesta de las personas hacia las protestas, las respuestas negativas, misóginas y crueles no solo de hombres, sino también de mujeres.
A la gente le importaron más las paredes de las ciudades, la brillantina tirada y un monumento que se supone representa “libertad” graffiteado que las miles de mujeres muertas, desaparecidas que hay en México.
“Esa no es la manera de protestar” pero hemos hecho de todo, cuando bailamos por las que ya no estaban, se burlaron.
Si cantamos a todo pulmón y lloramos por las que no regresaron, se burlaron.
Pero la gente se interesó más y nos criticó más por vandalizar las calles, pero ¿ustedes creen que las revoluciones se hicieron de forma pacífica?
Estoy harta de no poder sentir tranquilidad ni siquiera en mi propia escuela, ni en la calle, ni rodeada de gente, ni sola.
Estoy harta y espero lo estés también tú.
Referencias:
https://www.mexico.com/nuestras-causas/numero-de-feminicidios-en-mexico-2019/
https://www.nacion321.com/seguridad/lo-que-sabemos-del-caso-de-violacion-de-una-joven-a-manos-de-policias-de-la-cdmx
https://www.milenio.com/policia/violencia-de-genero/caso-azcapotzalco-unica-violacion-cometida-policias
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